Trabajar en un bar siempre había sido una de mis fantasías. Y a pesar de saber cuán duro es para el cuerpo (y hasta para el alma a veces) y aún habiendo estado haciéndolo durante muchas horas este fin de semana pasado, sigo pensando que trabajar en un bar me gustaría.
Pues nada, al lío, fin de semana deportivo en el colegio de mis hijos. MM forma parte de la comisión deportiva y las mujeres han de currar también en ese fin de semana. Bien organizado y machista donde lo haya (menos mal que no soy tiquismiquis, o no demasiado) los hombres fuera, atendiendo la barra y la caja, las mujeres dentro, haciendo bocatas, platos combinados, cafés...vamos, a sudar la gota gorda mientras nuestros señores esposos toman el fresco fuera atendiendo al público y dándoles conversación.
Menos mal que Duna siempre tiene alguna gilipollez que hace que los demás se rían...claro que yo soy la primera que se rompe. Aquí huntando el tomate en los bocatas.
Y cuando las piernas duelen del cansancio, un ratito en la 'caja' , que no se si llegó a la hora.
Y en la cafetera....Duna también. Nadie quería hacer los cafés, así que pedí que me enseñaran para poder hacerlos. Pronto entendí el motivo....había que vivir doblada por la mitad!!
Y qué sería de una cantinera que se precie sin sus horitas de plancha?? Aquí el domingo último día de esta maratón. Que digo yo, que tras hacer la cantidad de frankfurts, butifarras, lomo, bacon y chistorras que hice...¿porqué me hicisteis la foto sin nada en la plancha? Claro, para que pareciera que estoy de adorno...ains...
Y aquí el merecido descanso de dos minutos sobre superfície mullida....
Y hasta aquí puedo poner, porque claro, la fotógrafa era yo y sólo salgo en las fotos que alguien cogió mi cámara ....No sé cuánta caja hicimos, pero lo cierto es que acabé tan agotada que ni las noches repararon el cansancio diurno....
